Y a la distancia la observaba,
con sus cabellos de oro ondulante
era la niña de unos ojos,
reflejados sobre el vidrio vacío.
Y a la distancia el observante,
cuyos ojos fijos y profundos mira
como muere las olas a sus pies,
como sueña sola y él distante.
Y a la distancia se encontraba ella,
mirando como sus pies humedecen
con el pensamiento vacío, lejos...
sin percatar quien la mira y llora.
Y a la distancia se hallaba él,
desconsolada alma rota vencida
sus pies secos se desentierran...
su corazón afligidamente solo.
Y a la distancia están los dos,
tomados de un lazo eterno y fuerte
con los ojos sumergidos entre sí,
con los labios pegados de tanto amar.
dos.- Indiferencia
Puede morir la muerte en la mañana
como puede congelarse el tiempo solo,
las manecillas no tocaran las horas
y los minutos se quedaran eternos.
El sol siempre nos dará amaneceres
la luna congelara el otro lado del orbe,
vivirán felices todos los infelices
lloraran los que aclamaban por su fin.
Pero yo que podría ser indestructible
al tiempo que ha quedado detenido,
al viento que ya no sopla y no ni silva
los ríos que tétricos nos mira lejanos.
Moriré, si tu amor no me da la hora
si el sol de tus ojos no me miran aun,
ni la muerte muerta podría vencer
la destrucción que da tu indiferencia.
Por que en la eternidad grita el olvido
mas mi corazón todavía no le a oído,
cantar entre hierbas venenosas de ti
resucitar entre pactos amargos de mí.