Y por unos largos segundos me quedé callado, y por primera vez escuché el tintinear de su respiración, estaba riendo, era ajena a mi atención y su risa iba acompañada por otras que aunque audibles eran irrelevantes para mí... porque solo la risa de ella me hizo callar, olvidando por completo de con quién hablaba y qué hablaba, poco importaba, todo el espacio acústico estaba siendo impregnado por ese cascabel que Dios le dio de órgano, fue cuando me vio y aunque intento callar demoro lo suficiente para controlar su risa, demoro el tiempo suficiente para saber que me había enamorado.
lunes, 4 de diciembre de 2017
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