Era el día más frío, la noche más oscura
El miedo más profundo, cuando arribé solo,
Plagado de miserias, toque a la puerta
Una voz grave y seca, me respondió:
-No se encuentra.
-Podría esperarla.
Ante aquella puerta, ante aquel silencio
Que se precipita; sobre mi sombra, su
dueño.
-No se encuentra.
-¿Tardara demasiado?
Sobre el tapete, sobre lo incierto
Que me escalaba; sobre mis rodillas, su
cuerpo.
-No se encuentra.
-Podría entrar.
Bajo aquel pórtico, bajo aquella menguante
Que no ilumina; sobre mi forma, su figura.
-No se encuentra.
-¿De verdad?
En la espera, en los sueños
Que me jalan; sobre mi cabeza, su soporte.
-No se encuentra.
Era el día más frío, la noche más oscura
El miedo más profundo, cuando
desfallecí solo,
Plagado de miserias, frente a la puerta.
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