Hoy desperté sin ganas de vivir, condenada a una agonía quebrada que me lleva a meditar cada segundo, cada micro segundo de este terrible tiempo, de las antenas dobladas en los tejados, de un picaporte que no he observado, en especial de ti.
Creo que me estoy acostumbrando a la vida monótona que se perfila y ajusta a mi piel, las carencias ya no me abruman y los deseos ya no me seducen, acabo el día e inicio la noche, a veces soy susceptible a voltear, a grabar escenas que olvidaré la mañana que viene.
Esta no parece una carta de superación, me dije que escribiría una, pero mis palabras no se prestan a escribir una, así que opte a la mejor opción, escribirle una carta a la superación y decirle, me superé, acabo de elegir el suicidio en cámara lenta; vivir, cuando no deseo vivir.